Es muy bello que todos podamos expresar nuestra opinión con convicción y respeto. La diversidad enriquece a los grupos, a la familia, a la sociedad.
Personalmente no apoyé a ninguno de los candidatos mayoritarios, me propuse no votar a corruptos ni a soberbios, pero respeto la decisión de los demás y siempre estoy dispuesto a cooperar con todos los que persiguen el bien común.
Muchos eligieron con libertad, eso es grandioso, pero también hay muchos que eligieron por necesidad de conservar un laburo público, una pensión, un plan (muchos gobernadores e intendentes saben bien como mantener rehenes a sus electores); otros eligieron para conservar una cuota semanal o mensual por hacer nada (mejor dicho por estar a disposición de cuanta manifestación requiera de ellos)...
Lo cierto y concreto es que hay nuevo presidente electo y Ojalá, como dice mi Amigo-Hermano Gerardo Porta, Alberto Fernández haga un buen gobierno y busque los consensos necesarios para mejorar las condiciones de vida de los argentinos.
Sin acuerdos no habrá salida. Y ojalá tenga la destreza para contener a los perros rabiosos y aves de rapiña que tiene en su espacio. Por lo pronto yo seguiré laburando, como también lo hacen la mayoría de los argentinos (me consta sobradamente).
Hay algo que aprendí a temprana edad, cuando insistentemente le pedía a los Reyes Magos la Pelopincho y estos reiteradamente se hacían los distarídos: "Si quieres algo, esfuérzate, esmérate, sacrifícate, por conseguirlo".
Desde hace mucho tiempo dejé de esperar que otros (en especial de nuestros representantes) se hicieran cargo de mis necesidades y sueños o de las necesidades y sueños de los que dependen de mi. Y hoy, a los 44, mucho menos. Ojo, y lo dejo bien claro, tuve la suerte de que siempre recibí y recibo el apoyo de familiares, amigos, compañeros, conocidos e incluso de desconocidos, que estuvieron dispuestos a extender sus manos y su corazón para cooperar conmigo o con mis propósitos, razón por la cual soy un eterno agradecido y anhelo estar a la altura de tanta confianza y apoyo. Sin embargo, si uno no pone voluntad, empeño y esfuerzo, toda ayuda es en vano.
Amén de todo esto, sería buenísimo que los gobernantes, una vez, aunque sea, hicieran lo que tienen que hacer, para procurar el verdadero bien común y para que los argentinos podamos disfrutar realmente de este bendecido país.
Personalmente no apoyé a ninguno de los candidatos mayoritarios, me propuse no votar a corruptos ni a soberbios, pero respeto la decisión de los demás y siempre estoy dispuesto a cooperar con todos los que persiguen el bien común.
Muchos eligieron con libertad, eso es grandioso, pero también hay muchos que eligieron por necesidad de conservar un laburo público, una pensión, un plan (muchos gobernadores e intendentes saben bien como mantener rehenes a sus electores); otros eligieron para conservar una cuota semanal o mensual por hacer nada (mejor dicho por estar a disposición de cuanta manifestación requiera de ellos)...
Lo cierto y concreto es que hay nuevo presidente electo y Ojalá, como dice mi Amigo-Hermano Gerardo Porta, Alberto Fernández haga un buen gobierno y busque los consensos necesarios para mejorar las condiciones de vida de los argentinos.
Sin acuerdos no habrá salida. Y ojalá tenga la destreza para contener a los perros rabiosos y aves de rapiña que tiene en su espacio. Por lo pronto yo seguiré laburando, como también lo hacen la mayoría de los argentinos (me consta sobradamente).
Hay algo que aprendí a temprana edad, cuando insistentemente le pedía a los Reyes Magos la Pelopincho y estos reiteradamente se hacían los distarídos: "Si quieres algo, esfuérzate, esmérate, sacrifícate, por conseguirlo".
Desde hace mucho tiempo dejé de esperar que otros (en especial de nuestros representantes) se hicieran cargo de mis necesidades y sueños o de las necesidades y sueños de los que dependen de mi. Y hoy, a los 44, mucho menos. Ojo, y lo dejo bien claro, tuve la suerte de que siempre recibí y recibo el apoyo de familiares, amigos, compañeros, conocidos e incluso de desconocidos, que estuvieron dispuestos a extender sus manos y su corazón para cooperar conmigo o con mis propósitos, razón por la cual soy un eterno agradecido y anhelo estar a la altura de tanta confianza y apoyo. Sin embargo, si uno no pone voluntad, empeño y esfuerzo, toda ayuda es en vano.
Amén de todo esto, sería buenísimo que los gobernantes, una vez, aunque sea, hicieran lo que tienen que hacer, para procurar el verdadero bien común y para que los argentinos podamos disfrutar realmente de este bendecido país.