Tener memoria reflexiva es fundamental para que podamos aspirar a un real crecimiento y desarrollo personal y social. Esta memoria para que nos sea útil y reparadora debe sustentarse en la verdad, en el conocimiento de todos los aspectos de nuestra realidad y despojada de fanatismos y mezquindades.
El conocimiento de la historia, en especial la reciente, nos brinda elementos fundamentales para no cometer los mismos errores. Si ignoramos o negamos esos errores, indefectiblemente nos vuelve vulnerables a padecer, una y otra vez, las consecuencias negativas de los mismos.
Todos los días debemos ejercitar la memoria y tener bien presente quienes fueron los que llenaron de dolor y terror a nuestro país... y no me refiero solamente a los crímenes aberrantes cometidos durante la última dictadura cívico militar padecida por los Argentinos; tampoco me refiero solamente a los grupos terroristas de la década del 70, que mediante el miedo y la muerte pretendían imponer sus intereses.
Me refiero además a los gobernantes corruptos que elegimos sucesivamente y que ya causaron más daño que todas las dictaduras que se sucedieron en nuestro país.
Me refiero a los errores cívicos que cometimos y cometemos al callarnos o permanecer indiferentes ante las injusticias y atropellos de aquellos que conducen los destinos del estado.
Me refiero a nuestras propias mezquindades, cuando anteponemos el interés individual al colectivo; cuando "el no te metás" es nuestra filosofía de vida; cuando seguimos apoyando a delincuentes a cambio de comodidad o respondiendo a un fanatismo perverso...
Hagamos memoria, reflexionemos sobre lo que nos pasó y nos pasa, recordemos cuáles son y dónde están las piedras en las que tropezamos y nos hicieron caer, para reconocerlas y sacarlas democráticamente de nuestros caminos...
