No debemos confundir la búsqueda y el deseo de justicia con la intenciolalidad de que alguien sea culpable. Lo primero se consigue a partir de la verdad, lo segundo con conspiraciones y mentiras.
La realidad es una sola, pero las múltiples interpretaciones que hacemos de ella dependen de lo que cada uno de nosotros tenga en la mente y en el corazón.
Si ponemos la verdad primero, seguramente tendremos justicia. Si la mentira es lo que prima, lo que sigue será la indefectiblemente injusticia.