Lamentablemente, muchas personas, aún en la convivencia bajo un mismo techo, no logran conformar ese núcleo familiar sólido y solidario, sustentado en el amor, la empatía, la cooperación y la entrega por el prójimo, buscando el bien de todos y no el de uno mismo solamente.
Cada miembro de la familia tiene un rol fundamental en la búsqueda de la conformación del hogar. Cada casa tiene su realidad, sus múltiples dificultades, sus glorias, sus miserias y depende de las decisiones particulares y grupales si el camino será de superación o de indiferencia. Si elegimos el camino de la superación, más allá de lo sinuoso que este sea, la familia conformará un hogar; pero si optamos por la indiferencia, las distracciones y el ensimismamiento, la familia no existirá y mucho menos habrá un hogar.
El diagnóstico es alarmante y los pronósticos son desalentadores. Sin embargo lo alarmante y lo desalentador no significan imposibles de revertir. Nada será imposible si ponemos voluntad, si comenzamos a confiar en el otro, si aprendemos a escuchar, a entender y a extender la mano, en definitiva, si aprendemos a ponernos en el lugar del otro.
En este sentido debemos convencernos, que si la persona a nuestro lado está bien, nosotros, indefectiblemente estaremos bien. Debemos fortalecer los vínculos filiales, recuperar la capacidad de amar que dejamos de lado por culpa de las prisas cotidianas, del abuso de la tecnología, de los vicios que corrompen el alma.
Si recuperamos el amor, la conformación de un hogar será inevitable y los valores fundamentales que enaltecen a las personas inundaran a la familia completa. Las dificultades seguirán existiendo, los problemas y el dolor se sucederán, pero la actitud frente a esos problemas, dificultades y dolencias será diferente, porque será la familia quien los afronte y el hogar será la protección que necesitamos para desarrollarnos como personas y seguir persiguiendo la anhelada felicidad.
Oremos todos para que Dios nos devuelva la capacidad de amar y podamos convertir a cada vivienda en un hogar.
Diego Eliseo Leonardo López
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