Anoche salimos a la calle una vez más a pedir justicia por MARITO SALTO. Hacía mucho frío, en realidad no tanto cómo el de la primera o segunda marcha, pero el frío de la indiferencia es el que más duele. Apenas un puñado de Quimilenses parecen comprender que la víctima es MARITO, pero qué ésta situación de indefensión e inseguridad nos afecta a todos.
Anoche los edificios policiales estaban fuertemente custodiados. Eso es muy provocativo e indignante. De pronto advertimos que hay efectivos en el pueblo. No los vemos custodiando la seguridad de los bienes y establecimientos públicos y a los ciudadanos de a pié. Si la mitad de los recursos materiales y humanos destinados a la seguridad de nuestros funcionarios, hubiera estado disponible para buscar a MARITO, tal vez hoy no estaríamos todavía reclamando que encuentren a los verdaderos responsables de su crimen.
La inoperancia, la corrupción, la complicidad, el silencio y la indiferencia son el cóctel perfecto para la impunidad que se cocina día a día en nuestro pueblo. Duele mucho admitirlo, pero nosotros somos los responsables de ésto, nosotros porque no supimos reaccionar a tiempo.
Hace casi 50 días nos falta un Niño, hace 50 días no supimos, no pudimos, no quisimos protegerlo, cuidarlo, defenderlo. Y hoy 50 días después tampoco podemos ni queremos proteger a los que nos quedan. Hasta que no hagamos propio el dolor ajeno, seguiremos en la misma situación de letargo e indiferencia en la que hoy nos encontramos.
Dios preguntó a Caín por Abel y le dijo "la sangre de tu hermano clama justicia", un día también nos pedirá cuentas a cada uno de nosotros por la sangre inocente de MARITO derramada tan cruel e impunemente.¿Que responderemos? Tal vez diremos " perdóname Señor, mire para otro lado". Entre tanto la Justicia divina nos llegue, tenemos el deber, el derecho y la obligación de exigir la justicia de los hombres. JUSTICIA, no VENGANZA. Porque aunque la bronca e indignación se apoderen de nuestro ser, debemos seguir firmes en el reclamo de Justicia, que es lo único que hará a MARITO descansar en paz y a nosotros vivir con cierta tranquilidad.
Anoche los edificios policiales estaban fuertemente custodiados. Eso es muy provocativo e indignante. De pronto advertimos que hay efectivos en el pueblo. No los vemos custodiando la seguridad de los bienes y establecimientos públicos y a los ciudadanos de a pié. Si la mitad de los recursos materiales y humanos destinados a la seguridad de nuestros funcionarios, hubiera estado disponible para buscar a MARITO, tal vez hoy no estaríamos todavía reclamando que encuentren a los verdaderos responsables de su crimen.
La inoperancia, la corrupción, la complicidad, el silencio y la indiferencia son el cóctel perfecto para la impunidad que se cocina día a día en nuestro pueblo. Duele mucho admitirlo, pero nosotros somos los responsables de ésto, nosotros porque no supimos reaccionar a tiempo.
Hace casi 50 días nos falta un Niño, hace 50 días no supimos, no pudimos, no quisimos protegerlo, cuidarlo, defenderlo. Y hoy 50 días después tampoco podemos ni queremos proteger a los que nos quedan. Hasta que no hagamos propio el dolor ajeno, seguiremos en la misma situación de letargo e indiferencia en la que hoy nos encontramos.
Dios preguntó a Caín por Abel y le dijo "la sangre de tu hermano clama justicia", un día también nos pedirá cuentas a cada uno de nosotros por la sangre inocente de MARITO derramada tan cruel e impunemente.¿Que responderemos? Tal vez diremos " perdóname Señor, mire para otro lado". Entre tanto la Justicia divina nos llegue, tenemos el deber, el derecho y la obligación de exigir la justicia de los hombres. JUSTICIA, no VENGANZA. Porque aunque la bronca e indignación se apoderen de nuestro ser, debemos seguir firmes en el reclamo de Justicia, que es lo único que hará a MARITO descansar en paz y a nosotros vivir con cierta tranquilidad.