Calma, mesura, responsabilidad...
Todavía no se ganó nada. Los argentinos venimos perdiendo desde hace décadas.
Ahora se eligió por el cambio. Ojalá nos encaminemos hacia una Argentina honesta, próspera, respetuosa y responsable.
Como siempre trato de enfatizar: no esperemos salvadores mesiánicos, la responsabilidad de salir del pozo en el que estamos también recae sobre cada uno de nosotros.
Ojalá, también, que los especuladores, mercenarios, insensibles que buscan solamente salvar sus bolsillos, no se aprovechen y utilicen de pretexto estos vientos de cambios para reventarnos con los aumentos voraces de precios a partir del martes...
Siempre que un nuevo funcionario es elegido democráticamente, más allá de que personalmente lo haya votado o no, tengo la esperanza de que su labor se encamine hacia el bien común.
Hasta ahora me vienen decepcionando sistemáticamente, pero igualmente anhelo de todo corazón que, esta vez, la Argentina del trabajo, de la educación, de la atención igualitaria en la salud, de la seguridad, del respeto a la dignidad humana, sean las beneficiadas...