Es muy difícil nadar contra la corriente. Es muy arriesgado y siempre quedas expuesto ante una parte de la sociedad que prefiere el facilismo y te tilda de raro o pelotudo cuando se intenta hacer las cosas bien.
No siempre lo masivo tiene la razón y, a veces, hacer o decir lo contrario de lo que hace o dice la mayoría es sinónimo de pérdida de tiempo y de fracaso personal.
Sin embargo y a pesar de los múltiples obstáculos, vale la pena seguir firme con las convicciones que forjan nuestra vida y sustentan nuestra integridad. Tarde o temprano la verdad y la honradez triunfarán y viviremos en una sociedad más justa para todos.
No temamos y lanzémonos a nadar contra la corriente...
No hay comentarios:
Publicar un comentario