La droga nos está
ganando la pulseada
Este demonio es
cada vez más enorme y nos está sometiendo con su malicia sin fin. Está atacando
a nuestros mayores tesoros -nuestros niños y adolescentes- que caen rendidos
ante su aparente bienestar o escape, sin darse cuenta que es al mismo abismo hacia
donde los conduce.
El narcotráfico
se está saliendo con las suyas, está cumpliendo con sus cometidos, “esclavizar
y recaudar” y cuenta con aliados infalibles para tales propósitos -la
corrupción, la indiferencia, el egoísmo, la avaricia, el ensimismamiento- que
lo hacen cada vez más poderoso e intocable.
Hacer el
diagnóstico es relativamente sencillo, pero ¿qué debemos o podemos hacer para
contrarrestar este flagelo? Aquí comienza lo complicado…
Respecto a
combatir a los narcotraficantes, quizás no estamos capacitados para enfrentarlos
directamente, más allá de denunciarlos en el caso de que sepamos o hayamos
visto su accionar. Pero si podemos hacer mucho para luchar contra sus aliados,
especialmente la indiferencia, el egoísmo, el ensimismamiento.
No pretendo ser
el dueño de la verdad, pero estoy convencido que la educación y el amor son
nuestras herramientas y medios fundamentales para acercarnos e involucrarnos con
el otro, ese prójimo que pide a gritos nuestro auxilio y, al cual muchas veces
ignoramos con o sin intención de hacerlo. La educación nos permite acercarnos,
conocer, aprehender y el Amor es el condimento fundamental para empatizarnos y
fundirnos con el prójimo.
No estoy hablando
de sólo decir “Te Amo”. Estoy hablando del verdadero desafío de Amar; de estar
dispuestos a acompañar, escuchar, abrazar, animar, ayudar, limitar, corregir,
reír, llorar e incluso sufrir con el otro. Comenzando con nuestra familia y
fundamentalmente con nuestros hijos y alumnos.
Un ser
verdaderamente amado tiene infinitas ventajas para sobrellevar la adversidad;
para decir NO a la tentación del falso bienestar que representa la DROGA. Un ser
verdaderamente amado es capaz de AMAR; de MULTIPLICAR con creces el amor
recibido; de ENTREGAR sin esperar; de PONERSE EN EL LUGAR DEL OTRO, para CRECER
JUNTOS y seguir buscando la PAZ y FELICIDAD anheladas.
Animémonos a
asumir el desafío de amar. Dios nos bendiga y proteja siempre…
Diego Eliseo Leonardo López
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