Latidos del Interior Radio

miércoles, 8 de marzo de 2017

Despedida a Egresados 2016 - Quimilí


Llegó el día soñado, y si no lo soñaron, llegó igual. Estamos aquí diciéndonos adiós. Estamos con esa mezcla rara de alegría, tristeza, ansiedad... con una sonrisa en los labios y al borde las lágrimas.
Lo cierto es que llegaron al final de una etapa, que para algunos fue buena, para otros pésima, para otros tan solo una etapa más. Pero fue un tiempo que compartimos y, compartir es más que bueno, fue un tiempo necesario para encarar lo que viene y, lo que viene, está a tan solo un instante.
Si les dijera que lo que viene es sencillo, fantástico, que todo les saldrá como lo anhelaron, les estaría mintiendo. Si bien tengo cara de mentiroso (siempre me lo dicen), en esto no los voy a engañar, menos en un día como hoy.
No se si todos se irán a otros lugares o se quedarán por aquí nomás; si seguirán estudiando, trabajando o rascándose, pero lo que si se es que: Se van a caer, algunos quizás dirán: "Se van a tropezar"... También, se van a tropezar y se van a caer un montón de veces y le va a doler. Claro que les va a doler.
Se van a sentir solos, abochornados y hasta humillados. Van a llorar y mucho, con lágrimas o sin lágrimas, porque algunos son muy machitos como para llorar con lágrimas. Van a inventar cientos de escusas para abandonar, para volver corriendo al ayer, a ese lugar seguro que dejaron.
Van a creer que están vencidos. Y es allí, cuando crean que están vencidos, cuando más equivocados estarán. Estarán pispiando fuera del tarro -como nos decía un profesor que tanto quiero - No se les ocurra bajar los brazos. No se les ocurra claudicar.
Cada caída es un aprendizaje. Si hasta Jesús, el mismo Dios, cayó... Pero se levantó y lo ayudaron a levantarse y Él aceptó la ayuda. Entonces quiénes creen que son ustedes para no levantarse...
Así que, se van a levantar y van a aceptar la ayuda, siempre hay una mano extendida, nada más que cuesta verla a veces. 
Pero no me vengan con esa falsa ayuda, con esas porquerías de drogas que les destruye la mente, les envenena el alma y los mata. Y no solo los mata a ustedes; sino que mata a lo más preciado que tienen La Familia. Porque ustedes son el corazón de la familia y si el corazón se muere se muere la familia con él. No se les ocurra, por favor no se les ocurra.
Yo confío en que se levantarán, en que seguirán adelante, en que darán todo, pero den todo, no sean mezquinos.
El dolor se convertirá en sabiduría y las lágrimas lavarán esas manchas raras que no los dejaban ver con claridad y comenzarán a percibir, con mayor certeza, el camino verdadero.
Les reitero: Yo confió en ustedes, nosotros confiamos en ustedes, su familia confía en ustedes, Dios confía en Ustedes. Es más, Dios está en ustedes, aunque no lo crean, aunque no se den cuenta... Él está allí en sus corazones así que no tengan miedo a lo que se viene. Y si tienen que empezar de nuevo, pues empiecen de nuevo, nadie los va a juzgar...
Y si llega esa instancia en que creen que están solos, que son un fracaso, que nadie los quiere, sepan y no se olviden que aquí se los quiere, que sus familias los quieren, pero los quieren de verdad. Yo los quiero. Tienen que darse cuenta que ustedes también se quieren. Y como les dije Dios está en ustedes, así que no hay forma en que estén solos en esta nueva empresa que ya comienza. 
Dios los bendiga y ampare siempre...
Los quiero mucho
Chau... Hasta cada momento
Diego Eliseo Leonardo López

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