Si hay alguien en estos tiempos y en esta sociedad, a quien le interesa más los alumnos que a cualquier otro ser, es al docente. Esto no me lo enseñaron los libros, los medios periodísticos o me lo contó algún ilustrado por ahí... Lo se por experiencia, lo se por trayectoria, lo se por la vida misma.
En este sentido, si hay alguien que se pone feliz por este despertar colaborativo, que tienen muchos ahora, para con los educandos -en forma repentina y muy publicitada- es el mismo docente.
Así que, sean BIENVENIDOS todos los que quieran cooperar con la educación. Bienvenidos porque estoy convencido que la educación salva vidas (lo se porque salvo la mía), y mientras más seamos los que defendamos y nos entreguemos por la educación, más vidas serán salvadas...
De ninguna manera me ofende si alguien se ofrece, en forma gratuita, a ocupar el lugar que ocupamos los docentes, más bien, me agrada esa idea... Si es lo que venimos haciendo los educadores desde toda la vida, "ocupar gratuitamente y de corazón el lugar de otros"... Somos ecónomos, ingenieros, arquitectos, albañiles, pintores, carpinteros, electricistas, maestranzas, cocineros, comerciantes, peluqueros, directores teatrales, actores, bailarines, cantantes, locutores, expertos en ceremonial y protocolo, entrenadores, árbitros, psicólogos, enfermeros, confidentes, hasta madres y padres en algunos casos.
No nos cansamos de suplir el rol que el estado no cumple, ya que los gobiernos sucesivos se distraen buscando favorecer a un grupito determinado de privilegiados y postergan sistemáticamente a millones de niños y adolescentes -nuestros alumnos-.
Me encantaría que pudieran experimentar la EMPATÍA, ese sentimiento noble y único que experimentamos los docentes en lo cotidiano. Esa amalgama perfecta de amor y solidaridad que hace de la docencia la más noble y altruista de las profesiones. Estaríamos demostrando que estamos más maduros como sociedad.
Me encantaría que pudieran ponerse en el lugar del otro; sentir como siente el otro; sufrir como sufre el otro. Quizás así entenderían el sentido de la causa docente y no la menospreciarían como lo hacen actualmente. Quizás así comprenderían lo legitimo y necesario de reclamar un sueldo digno. Lo legítimo y necesario de exigir que la educación sea la prioridad en cualquier tiempo y lugar y para cualquier gobierno, sea del signo político que fuera.
Sean bienvenidos cooperadores -repentinos y publicitados- de la educación... Los necesitamos a todos para que juntos podamos abrazar la misión de educar y hacer hasta lo imposible para dignificar la vida de los millones de postergados de siempre...
Diego Eliseo Leonardo López
En este sentido, si hay alguien que se pone feliz por este despertar colaborativo, que tienen muchos ahora, para con los educandos -en forma repentina y muy publicitada- es el mismo docente.
Así que, sean BIENVENIDOS todos los que quieran cooperar con la educación. Bienvenidos porque estoy convencido que la educación salva vidas (lo se porque salvo la mía), y mientras más seamos los que defendamos y nos entreguemos por la educación, más vidas serán salvadas...
De ninguna manera me ofende si alguien se ofrece, en forma gratuita, a ocupar el lugar que ocupamos los docentes, más bien, me agrada esa idea... Si es lo que venimos haciendo los educadores desde toda la vida, "ocupar gratuitamente y de corazón el lugar de otros"... Somos ecónomos, ingenieros, arquitectos, albañiles, pintores, carpinteros, electricistas, maestranzas, cocineros, comerciantes, peluqueros, directores teatrales, actores, bailarines, cantantes, locutores, expertos en ceremonial y protocolo, entrenadores, árbitros, psicólogos, enfermeros, confidentes, hasta madres y padres en algunos casos.
No nos cansamos de suplir el rol que el estado no cumple, ya que los gobiernos sucesivos se distraen buscando favorecer a un grupito determinado de privilegiados y postergan sistemáticamente a millones de niños y adolescentes -nuestros alumnos-.
Me encantaría que pudieran experimentar la EMPATÍA, ese sentimiento noble y único que experimentamos los docentes en lo cotidiano. Esa amalgama perfecta de amor y solidaridad que hace de la docencia la más noble y altruista de las profesiones. Estaríamos demostrando que estamos más maduros como sociedad.
Me encantaría que pudieran ponerse en el lugar del otro; sentir como siente el otro; sufrir como sufre el otro. Quizás así entenderían el sentido de la causa docente y no la menospreciarían como lo hacen actualmente. Quizás así comprenderían lo legitimo y necesario de reclamar un sueldo digno. Lo legítimo y necesario de exigir que la educación sea la prioridad en cualquier tiempo y lugar y para cualquier gobierno, sea del signo político que fuera.
Sean bienvenidos cooperadores -repentinos y publicitados- de la educación... Los necesitamos a todos para que juntos podamos abrazar la misión de educar y hacer hasta lo imposible para dignificar la vida de los millones de postergados de siempre...
Diego Eliseo Leonardo López
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